Sueño Federico García Lorca

ODA AL VERANO DE PABLO NERUDA

Verano, violín rojo,
nube clara,
un zumbido
de sierra
o de cigarra
te precede,
el cielo
abovedado,
liso, luciente como
un ojo,
y bajo su mirada,
verano,
pez del cielo
infinito,
élitro lisonjero,
perezoso
letargo
barriguita
de abeja,
sol endiablado,
sol terrible y paterno,
sudoroso
como un buey trabajando,
sol seco
en la cabeza
como un inesperado
garrotoazo,
sol de la sed
andando
por la arena,
verano,
mar desierto,
el minero
de azufre
se llena
se llena
de sudor amarillo,
el aviador
recorre
rayo a rayo
el sol celeste,
sudor
negro
resbala
de la frente
a los ojos
en la mina
de Lota,
el minero
se restriega
la frente
negra,
arden
las sementeras,
cruje
el trigo,
insectos
azules
buscan
sombra,
tocan
la frescura,
sumergen
la cabeza
en un diamante.

Oh verano
abundante,
carro
de
manzanas
maduras,
boca
de fresa
en la verdura, labios
de ciruela salvaje,
caminos
de suave polvo
encima del polvo,
mediodía,
tambor
de cobre rojo,
y en la tarde
descansa
el fuego,
el aire
hace bailar
el trébol, entra
en la usina desierta,
sube
una estrella
fresca
por el cielo
sombrío,
crepita
sin quemarse
la noche
del verano.

jueves, 24 de abril de 2014

Día Internacional del Libro Todos somos Robinsón AlmudenaGrandes



Día Internacional del Libro
Todos somos Robinsón
Almudena Grandes


Escribir un libro es inventar una isla desierta, modificar con un
punto apenas perceptible elmapa de los sentimientos, de las emociones
humanas, para desear fervientemente un naufragio, la llegada de ese
Robinsón desnudo y desarmado que somos todos los lectores cuando
abrimos por primera vez un libro.
Yo he creado algunas de esas islas, pero he colonizado
muchísimas más. He nadado centenares, quizás miles de veces, hasta el
barco, y he vuelto remando, con madera, con lienzos, con comida, con
armas y municiones para defender mi casa. Y en muchos de esos viajes,
un grano de trigo ha caído en la tierra sin que yo me diera cuenta, y el
sol y la lluvia lo han hecho germinar, y ha crecido una espiga para que
yo pudiera cosecharla, y molerla, y fabricar por fin mi propio pan, un
pan que me ha alimentado mucho más que las tostadas que desayuno
todos los días. Yo he aprendido muchas más cosas en los libros que en
la vida, y he sido feliz, y desgraciada, y me he reído, y he llorado, y me
he asustado, y me he emocionado, y me he enamorado, y me he
desenamorado muchas más veces, porque los libros viven, laten,
palpitan con su propio corazón. La literatura es el telar donde Penélope
teje cada día con los hilos de la vida humana el sudario que desteje cada
noche para empezar otra vez, apenas sale el sol, desde hace miles de
años.
La lectura y la escritura son dos caras de la misma moneda, una
isla desierta y su náufrago. Yo lo sé bien, porque fueron los propios
libros quienes me abocaron a escribir libros, y si antes no hubiera vivido
leyendo, nunca habría podido empezar a escribir. Cuando descubrí la
extraordinaria capacidad de la literatura para multiplicar y enriquecer
mi vida, la prodigiosa generosidad con la que desplegaba ante mis ojos
una infinidad de aventuras, de lugares, de identidades múltiples que sin
embargo eran capaces de superponerse sin conflicto alguno a mi propia
identidad, para coexistir con el tiempo y el espacio de mi vida
verdadera, me enganché a los libros como otros se enganchan al
ejercicio físico, al alcohol, a la velocidad o a la música. Y si alguna vez,
aquel fervor se identificó con la necesidad de autoafirmación de todos
los adolescentes, pronto empezó a confundirse con el puro instinto de
supervivencia de los adultos.
Eso sigue siendo tan cierto que, si en este momento, alguien me
obligara a elegir entre vivir sin leer y vivir sin escribir, estoy segura de
que acabaría renunciando al oficio que he perseguido desde que era una
niña que decía que iba a ser escritora. Porque tal vez sería capaz de
llegar a ser feliz trabajando en otra cosa –una librería literaria, una
papelería bien surtida de rotuladores y lápices de todos los colores, una
ferretería empapelada de cajoncitos con tuercas y tornillos, o una
huerta- pero, para mí, vivir sin leer ya no sería vivir, sino un sucedáneo
insoportable de la vida.
¿Quieren ustedes vivir? Lean.
¿Quieren vivir más años, con más intensidad, más variedad, más
alegría? Lean más.
Déjense llevar por las eternas mareas de una pasión inmortal y
no teman a las olas. Al otro lado de cualquier océano siempre hay una
playa, una isla, un mundo completo que sabrá llamarles por su nombre
y un grano de trigo que les está esperando.

Almudena Grandes

lunes, 14 de abril de 2014

¿Por qué no hay burros en el cielo?









       Después de cantar, la Abuela Ugago se calló y mantuvo el silencio durante mucho tiempo, escuchando la brisa de la noche, mientras preparaba un té. Se tomó su té sin ofrecerme a mí, y yo me mordí la lengua para no preguntarle nada... hasta que no me pude contener más.


Dije yo: « ¿No te gustan los niños, Abuela Ugago?».


Dijo la Abuela Ugago: «Me gustan algunos, no todos. Yo los cuido, os cuido, y disfruto de vosotros, pero conviene no olvidarse de lo que le pasó al burro».


Dije yo: « ¿Qué le pasó al burro?».


Dijo la Abuela Ugago:


«El burro estaba harto de los niños. No los podía soportar. Las niñas lo miraban de lejos y se burlaban de él:


-¡Qué feo eres, burro!- le gritaban.


Los niños le lanzaban piedras y se reían a carcajadas.


El burro lo aguantaba todo con paciencia, hasta que empezaban a tirarle del rabo. En ese momento, coceaba hacia atrás y tenía que acudir alguien a ponerle una cuerda en el cuello.


-¡Bestia del diablo! -murmuraban-. Se divierte pegando a los niños.


El burro murió de viejo y corrió derecho hacia el cielo, porque lo tenía bien merecido, pero al asomar el hocico vio lo que ni siquiera había imaginado en sus pesadillas: el cielo estaba repleto de niños. Había niñas riendo, niños jugando, niños saltando, niñas durmiendo...

El burro decidió entonces no entrar en el cielo. Despacio, con toda su paciencia, dio media vuelta y se fue en busca de un sitio donde descansar tranquilo.


Es por eso por lo que aquí los burros tienen el hocico y las patas delanteras blancos: porque fue lo único que entró en el cielo. El resto del cuerpo es gris. Y nunca, nunca, verás a un niño acariciando a un burro. Son enemigos desde el principio de los tiempos, como los cuervos y los zorros».




 Paula Carballeira. Smara.  Col. 7 Leguas. Kalandraka

http://www.lacalesa.es/books/lectura-actividades-y-ejercicios-de-comprension-y-fluidez-lectora-2-1



domingo, 6 de abril de 2014

Frases sobre burros




No sólo los burros rebuznan...
 

Federico Ortíz-Moreno


Tal vez muchos podrán pensar que los burros son torpes, tontos, lerdos, que no son nada inteligentes, pero... ¿qué podremos decir de otros animales supuestamente pensantes que tienen muy poco o casi nulo cacúmen en su cabeza? La verdad es que estamos ante un animal noble e inteligente, a pesar de la mala fama unida a su nombre. Aunque no se habla mucho de ello, lo cierto es que esta tierna especie ha sufrido maltrato durante generaciones, y en él han recaído las más pesadas cargas debido a su empleo dentro de las tareas agrarias. Ahora se dice que está en peligro de extinción.
 
Se sabe que el burro o asno (Equus africanus asinus) es un animal doméstico de la familia de los équidos. Los ancestros salvajes africanos de los burros fueron domesticados por primera vez a principios del V milenio a. C., prácticamente al mismo tiempo que los caballos de Eurasia, y desde entonces han sido utilizados por el hombre como animales de carga así como cabalgadura.
 
Pero hay mucho que se puede hablar sobre el burro. El papel del asno en obras literarias como “Platero y yo”, “El camino” o “El Quijote” evoca la figura de un compañero fiel, tierno y leal. Está tan arraigado en la tradición y cultura españolas como el chocolate con churros o el gazpacho. Aún así, pocos son los que piensan en él como mascota, y no como ayuda para los trabajos pesados. Como animal de carga y tracción, ha formado parte de la vida cotidiana de las zonas rurales, pero en los últimos tiempos, la tecnología en la agricultura y en los medios de transporte ha provocado un alarmante descenso en el número de ejemplares. Se habla de que alrededor de un millón de burros han desaparecido en cuarenta años.
 
La verdad es una lástima que no se ahonde más en el tema de los burros y sólo se les vea como unos tontos animales. Sin ofender a los burros por la torpeza de algunos hombres, cuyas profesiones pueden ir de médicos a carpinteros o albañiles, de abogados a arquitectos, de locutores a conductores de televisión, de artistas a cantantes modernos o gruperos de mala muerte, de choferes de camión a contadores, de ingenieros a abogados, de gobernantes a políticos o politiquillos que pueden llegar a ser alcaldes, diputados, gobernadores, senadores, secretarios de gobierno, ministros  o incluso presidentes, a continuación comparto con ustedes algunas frase sobre nuestros queridos burros, sin agraviar a estos animalitos, aunque tal vez algunos humanos les cayese el saco.
 
Aquí les presento 25 frases en relación a los burros.
  • A los burros palos, y a la mujer regalos.
  • Burros a coces, arrieros a palos y voces.
  • Burros y gobernantes para tontos y maleantes.
  • Coloca a tu burro junto a otros burros y aprenderá a rebuznar.
  • De los burros, como los médicos, la destreza, no radica en la cabeza.
  • El burro hablando de orejas.
  • El miedo no anda en burro
  • El príncipe iletrado es un burro coronado.
  • El que a la bodega va y no bebe, burro va y burro viene.
  • El que nace para burro, de niño ya tiene orejas.
  • En una fina no deben faltar un viejo y un burro, pero que el viejo no sea tan burro, ni el burro tan viejo.
  • Entre menos burros, más olotes
  • Es combate disparejo, el del tigre y el burro viejo.
  • Es peor un ejército de inteligentes comandados por un burro, que un ejército de burros comandados por un inteligente.
  • Hay quien busca un burro estando sentado sobre él.
  • Hombre casado, burro domado.
  • Idiota y tozudo, no hay mejor burro.
  • Juegan los burros y pagan los arrieros.
  • La carne de burro no es transparente.
  • Los burros se buscan para rascarse
  • Más corre un caballo viejo que un burro nuevo.
  • Más quiero ser burro descansado que buey ajetreado.
  • Más vale tener mal burro que ninguno.
  • Que trabajen los casados y estudien los burros.
  • Quien a burros favorece, coces merece.

Ya se ha muerto el burro. Otros burros literarios en el año Platero

CANCIONES DE FIESTA (1)
Ya se ha muerto el burro
de la tía Vinagre,
ya se lo lleva Dios
de esta tierra miserable.
Que tururururú,
que tururururú.
Que tururururú,
que tururururú.
Todos los vecinos
fueron al entierro,
y la tía María
tocaba el cence
rro.
Que tururururú,
que tururururú.
Que tururururú,
que tururururú.
Era una valiente,
era un mohíno,
era la envidia
de todos los vecinos.
Que tururururú,
que tururururú.
Que tururururú,
que tururururú

 http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/consulta/registro.cmd?id=1037985

AÑO PLATERO

http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/web/centenario-platero