Sueño Federico García Lorca

ODA AL VERANO DE PABLO NERUDA

Verano, violín rojo,
nube clara,
un zumbido
de sierra
o de cigarra
te precede,
el cielo
abovedado,
liso, luciente como
un ojo,
y bajo su mirada,
verano,
pez del cielo
infinito,
élitro lisonjero,
perezoso
letargo
barriguita
de abeja,
sol endiablado,
sol terrible y paterno,
sudoroso
como un buey trabajando,
sol seco
en la cabeza
como un inesperado
garrotoazo,
sol de la sed
andando
por la arena,
verano,
mar desierto,
el minero
de azufre
se llena
se llena
de sudor amarillo,
el aviador
recorre
rayo a rayo
el sol celeste,
sudor
negro
resbala
de la frente
a los ojos
en la mina
de Lota,
el minero
se restriega
la frente
negra,
arden
las sementeras,
cruje
el trigo,
insectos
azules
buscan
sombra,
tocan
la frescura,
sumergen
la cabeza
en un diamante.

Oh verano
abundante,
carro
de
manzanas
maduras,
boca
de fresa
en la verdura, labios
de ciruela salvaje,
caminos
de suave polvo
encima del polvo,
mediodía,
tambor
de cobre rojo,
y en la tarde
descansa
el fuego,
el aire
hace bailar
el trébol, entra
en la usina desierta,
sube
una estrella
fresca
por el cielo
sombrío,
crepita
sin quemarse
la noche
del verano.

martes, 31 de marzo de 2015

Cuentistas en el país de los niños

Un libro puede entretener o entristecer. Eso lo sabe hasta una niña de dos años. Pongamos, Irene. Cuenta su padre, Sergio Barciela, que se apenaba escuchando Adivina cuanto te quiero, una historia de abrazos y besos que celebran los mayores. Gracias a otro cuento también han empequeñecido la alimaña de los celos cuando nació su hermano Pedro. Y, pese a que todavía no lee, Irene agarra, toca, huele y observa los libros como si le fuera la vida en ello, que es como hacen los niños las cosas que les gustan.

 http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/20/actualidad/1426878850_836253.html

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